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Hoy hace 17 años que nos dejó un hombre, un profesional, una pedazo persona, un periodista de los pies a la cabeza.
Fue padre de la comunicación en Almendralejo. Fue de esas personas que marcan el camino, una referencia a seguir siempre.
Se tiraba horas y horas frente a la máquina de escribir y con el teléfono en la mano. Contaba las cosas como a la gente le gustaba leerlas. Sencillas, alejándose de tecnicismos y de palabras incomprensibles, dándole al que está al otro lado, el valor y la posibilidad de poder leer e informarse, base de la libertad.
Tuvo muchos problema spor decir las cosas como son, sin atarse a nada ni a nadie, independientemente de forka de pensar, algo que hoy no se entiende. Eso ha hecho que ha día de hoy, aún Almendralejo no le haya pagado ni valorado lo que él hizo por esta ciudad.
Siempre ha estado encima de la mesa la perdición para ponerle una calle a su nombre, pero claro, no era no de izquierda, ni de derecha, y eso hace que se olvide por parte de unos y de otros.
La «culpa», entre comillas, de la celebración de la fiesta de la Piedad y de la Vendimia, se le debe en una parte muy grande a los dos amigos inseparables, Julio Luengo y Eugenio Gragera. Pero eso de agradecer a los que hacen algo por nada, hoy no vende.
En parte de su periodismo nos basamos en AN, por eso a día de hoy somos referencia de la información, porque nuestro único objetivo es informar en libertad. Gracias a todos los que nos seguís, pero sobre todo…
GRACIAS, EUGENIO